Cómo integrar eficazmente a los inmigrantes en tu aula y fomentar la inclusión
Las aulas españolas han abierto sus puertas de par en par a los alumnos extranjeros en la última década. Hoy forman parte de nuestro sistema educativo 140.000 escolares inmigrantes más que hace diez años. Pero, si bien las cifras de acogida publicadas por el Ministerio de Educación pueden resultar un motivo de satisfacción, la auténtica inclusión de esos estudiantes sigue siendo una cuenta pendiente.
En otras palabras, el sistema educativo español acoge con buena nota a quienes llegan de otros países. No obstante, no aprueba en materia de integración, uno de los pilares que garantizan la diversidad y la igualdad de oportunidades.
Los hechos son evidentes y categóricos. Por un lado, en los últimos tiempos han aumentado considerablemente las aulas de acogida –la primera ‘estación’ a la que llegan los niños que deben sortear el escollo de un idioma que no dominan o una idiosincrasia que desconocen-. Muchos van combinando posteriormente su adaptación a clases en aulas ordinarias, con el resto de compañeros, de manera gradual.
También existen cada vez más espacios para la atención escolar especializada y planes de acompañamiento a las familias de extranjeros. Todo esto ha posibilitado que en el curso 2016-2017 se contabilizasen en España 721.609 alumnos de origen extranjero en el sistema educativo no universitario (un 18% más que en 2006-2007).
Barreras culturales
Pero no menos cierto es que el balance en materia de integración muestra aún mucho camino por recorrer (y trabajo que hacer). Las barreras culturales y la desigualdad de oportunidades entre españoles e inmigrantes siguen expuestas por determinados indicadores.
Por ejemplo, los resultados académicos de unos y otros son uno de los ítems a tener en cuenta. Los alumnos inmigrantes obtienen –de media- peores notas. También es mucho más elevado entre ellos el abandono escolar. Concretamente, fue del 35,1% en 2018, frente al 15,3% de los españoles, según datos oficiales de la mencionada fuente.
Diversidad cultural, interculturalidad, multiculturalidad… no son términos abstractos, ni deben estar aislados entre sí. La educación inclusiva es una parte fundamental de los proyectos en los centros españoles. Al menos debería serlo. Aunque el sistema avanza en términos de acogida, ¿por qué no se consolida la integración ‘real’ en nuestras aulas?
Elías Said Hung dirige el Máster en Educación Inclusiva online de UNIR. Considera que “falta asumir la interculturalidad como un proyecto transversal, más allá del estereotipo inmigrante versus español a nivel educativo”. Desde su óptica, “se necesitan profesionales dedicados a la educación con competencias orientadas a promover procesos de inclusión educativa desde lo intercultural, más allá de la reorganización o no que se pueda hacer de los grupos de estudio”.
Sobre todo, “para consolidar procesos educativos a nivel escolar que ayuden a impulsar modelos de integración más acordes con la realidad cultural que existe en España, desde las diferencias y riquezas propias de los alumnos extranjeros, pero también de los propios alumnos españoles”.
Un plan de educación inclusiva debe integrar a todos los agentes educativos desde un enfoque intercultural de reconocimiento y enriquecimiento de saberes
A la hora de profundizar en las medidas que deberían adoptarse en tal sentido, considera que se debería impulsar un plan de educación inclusiva que no solo se centre en el primer momento del estudiante extranjero dentro del sistema educativo, sino que procure integrar a todos los agentes educativos desde un enfoque intercultural de reconocimiento y enriquecimiento de saberes que puede traer esto para todos.
Evitar guetos
Este plan “debería integrarse dentro del Proyecto Educativo del centro y contar con el personal docente capacitado para poder llevar a cabo proyectos educativos adaptados a la realidad de cada institución y aula, para evitar guetos”. Esto es algo que se está haciendo, pero “sin una política educativa que vele a que se den estos proyectos de forma generalizada en el conjunto de centros educativos”.
En su opinión, “si nos fijamos en la diferencia entre comunidades autónomas, desde una óptica intercultural, pese a que todos somos españoles, hay diferencias culturales que no por ello pueden o deberían ser abordadas como barreras”
La “barrera cultural y la desigualdad seguirán estando latentes mientras no se promueva y aborde la interculturalidad como base de comprensión y entendimiento social en el país”.
¿Pueden los docentes mejorar su labor para conseguir la tan ansiada integración? “Se necesitan docentes capaces de promover la educación inclusiva e intercultural en el sentido más exhaustivo y amplio del término”, considera Elías.
Necesitamos que los estudiantes puedan enriquecerse mutuamente, desde proyectos educativos adaptados a sus realidades y contextos culturales
Y amplía su idea: “Para que un profesional de la educación, tanto en el contexto formal como no formal, ayude a la integración de sus alumnos, se necesita que no vean a estos como extranjeros versus nacionales, sino como estudiantes que pueden enriquecerse mutuamente, desde proyectos educativos adaptados a sus realidades y contextos culturales diferenciados pero ricos para todos por igual, en la medida que se tome esta diferencia como recurso educativo. Algo que desde el ejercicio de los docentes debería ser estudiado”.
Abandono prematuro
El abandono prematuro escolar de inmigrantes fue del 35,1% en 2018, frente al 15,3% en nativos (más del doble de deserciones). A Said lo que más le preocupa “no solo es la exclusión de la población extranjera por motivos escolares, sino la falta de competencias para que la sociedad, en general, logre sacar provecho de las diferencias culturales de sus miembros para su desarrollo y avance”.
Abogar por un cambio de modelo hacia una educación intercultural, donde se incorpore la diversidad en el currículo y se combata la segregación dentro y fuera del aula es una de las opciones que el docente recomienda: “No promover este cambio de modelo significaría dar continuidad a la segregación dentro y fuera del aula”, advierte.
Respecto a esta cuestión, considera que “el sistema educativo español tiende a la segregación porque, tanto interna como externamente, no estamos siendo capaces de generar suficientes espacios de encuentros para estudiantes y agentes sociales con diferentes perfiles socioeconómicos”.
“Esto ocurre por la incapacidad que estamos teniendo al momento de fomentar un sistema educativo y social que permita reconocernos sino agruparnos en bloques más o menos similares entre sí”, concluye.
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